lunes, 28 de marzo de 2011

hoy le grito a la pared de nuevo


no puedo superarlo
como un niñito que no entiende la muerte,
voy a preguntar por qué las cosas se dieron como se dieron siempre
por qué no se dieron más adelante, por qué no crecí en boliches y en bocas desconocidas
cuándo se dio esto de ir de escuela en escuela sintiéndome una vieja de setenta años tirando las cenizas de sus cigarrillos en las bocas de mis compañeritos, obligados a ver mis uñas amarillas y mis dientes podridos cada día.
cuándo dejé de ver, de meterme, de formar parte, de hablar
¿qué necesidad tengo de enamorarme perdidamente de alguien, de sufrir, de tener que tomar decisiones que mi cabeza no puede procesar? soy una niñita, dejame ser una niñita. qué necesidad de pegarme en la cabeza con un bate de beisbol, de matar mis años restantes de adolescencia. qué necesidad de tener que encontrarme repitiendo discursitos berretas dignos de revistas de salud de vieja de pepino en la cara. de llorar con cada libro que leo, de tomar siestas pensando que realmente a veces me voy a morir, y que está bien. ¿pero está bien? creo que es hora de sacarme todos estos años de la nada fantasiosa con la que me tapo la cara todos los días. de dejar de llorar. o de llorar muy fuerte y de decirle a mi madre que no puedo más, y que no tengo por qué poder. quiero pensar en la próxima piba que vaya a amar, quiero pensar qué estudiar, dónde viajar, si poner la cerca blanca en mi casita estadounidense de los años cincuenta o no, cuántos perros voy a adoptar. no quiero ni tengo por qué pensar en qué van a hacer con mi cuerpo cuando me muera, si me van a hacer cenizas o me van a enterrar, si alguien se va a poner triste, si le voy a dejar algo a mis amigos. ahorita mismo quiero agarrarle la cabeza a mi psicóloga de hace unos años y decirle '¡tenías razón pelotudita! no todo tiene que ser tan malo y complicado'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario