lunes, 25 de abril de 2011

cuidado chicos, hay gente dura dando vueltas


claro que no decía nada yo
me avergonzaba el hecho de desayunar e ir al baño
porque nuestras épocas
intrusas malcogidas que se nos meten por los oídos
me hacían desconocer todo lo que era
pero las chicas eran grandiosas
habían superado con honores el complejo de edipo
y el asesinato del chupete
tenían un diploma, que eran sus amigos y sus orgasmos
yo me quedé un rato más, porque una injusticia se había cometido
y me habían privado de un amigo
yo necesitaba succionar y creo que nada tenía que ver con el pene de mi padre
entonces comencé una especie de huelga, quiero decir
mi cabeza.
que dura hasta estos días
pero no me escucharon, porque tanto papeleo
les hizo olvidar lo que es necesitar a un amigo
en una noche de pesadillas donde había un vecindario, una calle, arbustos y yo, gritando
para despertarme, gritando porque sabía que del otro lado me iba a asustar,
que mis propios gritos me iban a dejar en cama toda la mañana
con la sábana tapando mi cara y el aire.
pero nunca me importaba, yo gritaba igual.
y en mi cabeza mi madre también gritaba con cara algo desencajada
y más dientes que ojos
supongo que tenía un martillo
y terminaba a la hora de la merienda, cuando me tragaba hasta los cubos
de hielo de la heladera, no tanto por
glotona
sino porque necesitaba el movimiento, chupar
la lengua para el costado
chupar
los libros dicen que así conseguíamos el orgasmo, los demás chicos
tristes y yo, pero no les creo
porque no me acuerdo.

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