
En el 2009 entré a un colegio horrible. Hacía de nuevo mi segundo año de secundaria, el que debería haber sido el cuarto. Mis compañeritos eran todas personas que tiraban para el lado de la cumbia, el reggetón, las zapatillitas nike y las camperas de Argentina. No pasaron cinco minutos de mi entrada al aula, en el primer día, y un chico ya me estaba tratando de hombre. La profesora en el frente explicaba algo sobre sustantivos y adjetivos. Sí, de verdad, algo que recuerdo haber visto en ... ¿cuarto grado?. Unos días más tarde una chica se me acercó a hablar. Intento no juzgar a las personas por como se ven, pero una persona con una mochila llena de pins sobre punk rock y anarquía no podía ser muy brillante. Se supone que cuando sos panrocker o anarquista no vas a la bond street a comprarte un pin identificante. Además la chica tenía una foto de Avril Lavín en su carpeta. Igualmente era la única chica con la que podía hablar un poco, y así lo hacíamos. Horas de clases idiotas charlando de cosas idiotas. Le presenté un par de bandas que gracias al pasado alterno de mi hermanito fueron el soundtrack de mi infancia y volvía a escuchar por esa época. A la piba le apodé Anabelle panrock. Anabelle por la canción y panrock para burlarme un poco. Al colegio le apodé cumbialand, y el cumbialand fue un año perdido.
A mitad de año conocí a una chica que se hacía llamar Pinku. Era un personaje de la bond, hiper consumista, cada semana aparecía con un color de pelo distinto, con chucherías del barrio chino e insultos a los 'negros villeros'. En el cumbialand aprendí a meterme en el fondo de las personas y tratar de extraer todo lo bueno que encuentro en ellas. Se volvía casi un deporte. Cuando estás metido cinco horas en un edificio horrible te dedicás a ver qué hay dentro de la gente. Y la mayoría era gente que tenía algo muy particular que me caía muy mal, entonces me quedaba con lo otro. Por ejemplo, Pinku creía en esa época que la gente que vivía en las villas era vaga, inútil, estúpida, etc. Pero a la vez era una piba que siempre tenía algo interesante para contarte o tiraba chistes graciosos. Además era torta, y la mayoría de la gente del cumbialand insultaba con la palabra 'gay'. Pinku fue la primera chica que gustó de mí y me lo hizo saber. Yo venía de amores que nunca llegaron a nada más que a dolor. Y al haber por fin una chica que gustara de mí me hizo pensar que me sentía igual. Quería recrear todos los sentimientos que había sentido por otras chicas, quería que cada situación pensada y anhelada anteriormente ocurrieran con esta chica. Una pena, nunca pude hacer nada, simplemente nunca me gustó. Y yo no puedo estar con cualquiera así nomás. Me encantaría salir todas las noches y garcharme a medio mundo, besar como si de comer chicle se tratara, pero no puedo. Hasta cuando me gusta una chica de verdad, tardo años en hacérselo saber.
Unos meses después conocí a otros personajes no tan brillantes: Jorge, Jazmín, Matí. Pasaba los recreos con ellos. Jazmín me llamó la atención desde el primer momento en que la vi, porque tenía pinta de alternita, y admito que en esa época tenía debilidad por personajes así. Jazmín era una nena. No hablaba. Yo la miraba constantemente y le hablaba, ella no me contestaba. De vez en cuando musitaba que se sentía vacía, que estaba deprimida. Yo quería zambullirme en ella, invitarla a tomar algo y que me cuente todas sus penas. Por esa época yo andaba contandole mi vida a todo el mundo, algo muy poco común en mí. Siempre fui muy retraída. Y creía que la gente era así, que hablaba en el momento, que contaba todo. Y a Jazmín yo la molestaba mucho. No quería hablarme, no quería verme. Y a mí esa pibita me atraía no sé por qué. Un día no me contestaba y al otro me sonreía y me pedía disculpas por sus hostilidades. A anabelle no le hablé más, me hacía acordar mucho a mí a la edad de doce años y me hacía sentir mal. Mis compañeros me tenían como la rarita, lesbianita, intelectualoide despeinada del fondo. Es muy feo sentirse tan poco parte de algo. Ya al final de año empecé a salir a plazas con Jazmín y los chicos. Nos emborrachábamos todo el tiempo. Todos los días que estaba con ellos sentía la necesidad de tomar alcohol. Y en una de esas tardes de alcohol Jazmín me abrazó y yo morí de amor. Claro que no era amor, era ... esa emoción que se esfuma rápidamente, ese chispazo quimicoso que se produce cuando por fin tocás a la persona que querés tocar. Jazmín fue mi pareja después. No estoy segura por qué. Me gustaba estar con ella pero nunca teníamos nada que decirnos. Sólo sabía de ella que la relación con su familia era pésima, que tomaba pastillas para dormir y para la depresión y que ... hacía malos chistes. Porque era todo malo estando con ella. Si hablábamos, lo hacíamos de cosas feas. Cuando me cansaba del silencio me sentaba y le contaba toda mi vida en unos minutos y me exaltaba y daba salititos alrededor sonriendo, y después la miraba a los ojos y le decía que era su turno. Y ella miraba para otro lado. Era una relación borracha. Cada vez que nos veíamos nos emborrachábamos. Íbamos a recitales y nos volvíamos a emborrachar. Nos toqueteábamos un poco y ya, hasta mañana, la próxima te toca a vos llevar el whisky. Y así duramos nada. Porque éramos la nada misma. Todo ese año fue la nada misma. Lo único bueno que me trajo el cumbialand fue un olor partícular que sentía al asomarme por la ventana (cuando el super facho del rector no me sacaba a los gritos) y que era el mismo que sentía de chica, en un lugar específico o haciendo algo específico. Pasé muchas de mis mañanas tratando de descifrar el origen...
q bueno leerte y conocer un poco más de vos kid, saludos desde bolivia ;)me hiciste pasar un lindo rato mientras esperaba a una amiga q charla en una cabina
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